En primer lugar, valga mencionar que si bien la infraestructura del museo pretende una relativa protección de las piezas, algunas deficiencias en las instalaciones amenazan la buena conservación de ciertos segmentos de la colección.

Respecto a la ambientación, y tomando en cuenta que la colección consta de piezas invaluables, cabe recalcar que, lastimosamente, la iluminación no permite apreciarlas en todo su esplendor. Por otra parte, algunos elementos auxiliares de la exposición, tales como la música y los cuadros, están descontextualizados en relación al recorrido arqueológico.

En lo que se refiere a la presentación de las piezas, la restauración de algunas de ellas no logra reproducir sus rasgos originales. Por otra parte, la información en torno a las mismas presenta algunas deficiencias: traducciones incompletas, rotulación insuficiente, datos imprecisos (en los mapas, los contextos y el origen de las piezas por ejemplo). Dentro de este lineamiento, los criterios temáticos de la exhibición van desde la clasificación por culturas hasta el tipo de material de las piezas, lo cual de cierta manera afecta la uniformidad del hilo conductor de la exposición.

La colección del museo está catalogada en una guía, que sirve también de guión de la exhibición. El texto está bien presentado, consta de buenas fotografías y de explicaciones para cada ítem, que reflejan la interpretación de los coleccionistas. Sin embargo, la numeración de las piezas no siempre corresponde a la que se les atribuye en la exposición, lo cual tiende a desubicar al visitante a lo largo del recorrido.

En conclusión, el valor de la colección arqueológica del Museo de las Culturas Aborígenes de Cuenca ameritaría una mayor investigación de la misma, así como la reconsideración de algunos de los parámetros museográficos de cara a una optimización de su presentación.